Desde 2007 el INDEC dibuja los índices de inflación. Al subestimar el aumento de los precios, también minimiza groseramente los niveles de pobreza e indigencia, a la vez que difunde datos falsos sobre la distribución del ingreso.
Según el INDEC, en el segundo semestre del 2009 la indigencia era del 3,5%, un nivel equiparable a 1974, antes de que la dictadura moldeara a fuego el país de la “miseria planificada”. No es consistente con otros índices: antes del Rodrigazo, desempleo y desigualdad eran un tercio de los niveles actuales; el trabajo en negro menos de la mitad; y según el profesor Javier Lindemboim los asalariados se apropiaban casi del 50% de la torta del ingreso contra el 34% en estos años.
El INDEC dice también que la pobreza descendió al 13,2% de la población frente al 30% –12 millones de personas— que estiman respetados académicos de la UBA y hasta consultores K que viven de los contratos del Estado.
Para los expertos, desde fines de 2007 por la inflación –y el año pasado también a causa de la recesión—la pobreza y la indigencia aumentan, revirtiendo parte de las mejoras sociales logradas entre 2003 y 2006. En el relato oficial, en cambio, la inflación anual nunca superó el dígito y, por lo tanto, pobreza e indigencia continuaron retrocediendo en los últimos tres años.
El INDEC reconoce el año pasado la destrucción de 100.000 puestos de trabajo… según el CENDA, un centro de investigaciones económicas afín al kirchnerismo, se perdieron en realidad 350.000 empleos, principalmente en la construcción (80.000 puestos menos), la industria (- 56.000 empleos), bancos y otros servicios.
La última picardía de Moreno también tendrá su costo. El 15 de diciembre de 2011, cinco días después de su asunción, el próximo Gobierno deberá afrontar el vencimiento del llamado “cupón PBI”, cuyos pagos están atados al crecimiento de la economía en los años previos. Por haber dibujado los números del producto de 2009 el Estado deberá pagar, como mínimo, unos U$S 300 millones adicionales en 2011.
Será otro de los costos legados por el IndeK. Pero esta vez habrá razones contantes y sonantes para que los acreedores le agradezcan a Moreno. leer completo en Crítica