Postal rota Por Claudia Rafael

La imagen fotográfica de la Bariloche feliz y distendida que se ofrece al mundo parece haberse roto en trizas en apenas un instante... ....Dos realidades contrapuestas (con)viven desde siempre. De un lado, la Bariloche sonriente, rica, poderosa, con veleidades de pequeño país europeo, que abre sus brazos a los turistas de todas partes que llegan a los hoteles de cuatro o cinco estrellas y toman por asalto cualquiera de las decenas de pistas de esquí que se abrieron -toda una ironía- esta semana. Del otro, la de su origen. La de la “gente de detrás de la montaña”. La que fatiga a diario entre las tierras más expuestas al frío y al viento y fue comprando sus lotes de a poco allá por las décadas del 50 ó del 60 u ocupándolos de pura osadía. Gente que tiene callecitas de tierra, que no tiene acceso al gas y se calefacciona como puede y con lo que puede. Gente que vive en casitas nacidas y forjadas en la precariedad, sin cloacas ni servicios.

Las tajantes fronteras impuestas entre una y otra hacen que no se miren a los ojos. La vegetación y los cerros llevan a que la gente del “bajo” ni siquiera sepa -o no quiera saber para evitar perturbaciones estériles- de la existencia de la “del alto”. Y “bajar” -eufemismo cruento- es una tarea nada fácil a la que los uniformes rápidamente ponen freno... ...Bariloche no llegó por casualidad a la explosión de estos días.

Basta mirar hacia atrás y descubrir la historia entera construida en el vasto camino de la inequidad. Desde los finales del siglo XIX en que la “Pacificación de la Araucanía” puso en marcha un sistema de expulsión de los pueblos de los orígenes. Que concebían a la tierra como pertenencia colectiva y, como tal, había que amarla y respetarla. Hombres y tierra eran un todo al que sólo la pertinacia de las políticas de conquista, crueles y despiadadas, pudieron romper... ...
Dos identidades... ..¿Acaso pueden convivir la cuatro por cuatro con la desocupación y el despojo?

Sandro Bonefoi, papá de Diego, dijo “estoy muy triste, no tendrían que haber hecho lo que hicieron. Mataron a mi pibe y luego a dos más, le pedimos al Intendente y a la Presidenta, que es la madrina de uno de mis hijos, que por favor saquen a la comisaría 28 de acá”. Y también que “quiero un Bariloche sin exclusión y con justicia social”.

“Policías sí, chorros no” fue la respuesta hecha grito de más de 2000 barilochenses que marcharon golpeando cacerolas. leer completo en Ag. Inf. Pelota de Trapo