Vivir con la irrupción de ruidos, las aglomeraciones, la invasión del
espacio personal, las dificultades para circular, los apuros, el
aislamiento emocional en medio de multitudes y la falta de ámbitos
naturales relajantes es un pésimo factor de riesgo para todo el
abecedario psicopatológico. Desde la depresión hasta las múltiples
variantes de los trastornos de ansiedad se multiplican en las ciudades,
en proporción directa con el nivel de urbanización.
Distintos estudios científicos confirman esa afirmación. El más reciente
es un estudio que engloba los resultados de estudios precedentes y sus
cuyas conclusiones son terminantes: la urbanización está asociada con la
salud mental. "La prevalencia de trastornos psiquiátricos fue
significativamente más alta en áreas urbanas que en zonas rurales",
concluyó el equipo del Departamento de Psicología Clínica de la
Universidad VU de Amsterdam y del Instituto de Salud Mental y Adicciones
de Utrecht. Las poblaciones estudiadas provenían de España, Italia,
Alemania, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, Irlanda, Noruega,
Finlandia, Canadá y Estados Unidos.
Una de las investigaciones anteriores más originales para desnudar el
costado psicopatológico de la vida urbana dividió los lugares de
residencia en cinco categorías según su densidad demográfica. Esta
estratificación permitió escalonar los hallazgos: a mayor densidad de
población, mayores fueron los índices de enfermedades mentales, con
tendencia, además, a ser más complicados, pues se combinan diferentes
patologías. leer en Permahabitante