La semana histórica de
lucha que comenzó el 1ro de Mayo de 1886 se transformó en una de
las más grandes lecciones políticas que la clase trabajadora se dió
a sí misma y le dió al mundo: desplegando en el pensamiento y en la
acción una auténtica autonomía y una extraordinaria conciencia de
clase, avanzó en la transformación de las relaciones sociales y en
la conquista de una vida mejor frente a la alienante explotación
capitalista. Había un horizonte de buen vivir en esos trabajadores
que planteaban claramente ocho horas para trabajar, ocho para la
familia y ocho para el descanso, frente a las extenuantes y
destructivas jornadas laborales de ese entonces. Esa concepción
política, gremial y vital -la lucha por la reapropiación de los
tiempos de la vida- sigue siendo un ejemplo para nosotros.
La lucha sin tregua en
aquella semana política que comenzó el 1ro de Mayo es la lección
revolucionaria de y para los trabajadores: hicieron historia y
forjaron líneas del futuro con el desarrollo de un pensamiento y de
una acción libertarios. El intento de congelar la memoria histórica
de estas luchas y plantear el 1ro de Mayo como un día festivo, como
feriado o como “Día del trabajo” pertenece a las concepciones
populistas y fascistas posteriores. Los mártires de Chicago,
aquellos militantes obreros libertarios asesinados por el poder por
ser animadores de la lucha -como tantos otros-, nos interpelan todos
los días en la pelea por una sociedad y un mundo mejores.
Los trabajadores de los
distintos sectores de la sociedad siguen reclamando hoy por sus
necesidades y sus derechos. En un contexto de ataque a los que luchan
en Entre Ríos y en Argentina, la clave estratégica sigue siendo la
construcción de la unidad en la pluralidad, la movilización y la
acción directa común de todos los trabajadores. Habrá más
democracia, más derechos y transformación estructural sólo con la
construcción de poder popular desde abajo. El seguidismo a los
gobiernos -la otra cara de la misma moneda del burocratismo- lleva a
los trabajadores a seguir siendo parte de lo mismo.
La clase obrera boliviana
es un ejemplo hoy para nosotros, en el marco de fuertes luchas y
tensiones creadoras en Nuestra América: su consciencia de clase le
ha permitido, junto a los extraordinarios movimientos sociales de
Bolivia, desarrollar un poder popular y una fuerza política, social
y cultural que se expresa más allá del gobierno de turno, y que
logró con planes de lucha, acción directa autónoma y con
movilizaciones que un gobierno popular retroceda democráticamente
con una medida como el gasolinazo y reconozca que lo democrático es
respetar las luchas de abajo y mandar obedeciendo.
En la Argentina, la mejor
muestra de unidad que ha dado el campo popular ha sido, en los
últimos tiempos, la movilización contra el crimen de Mariano
Ferreyra, como crimen contra la clase obrera. La imagen de Mariano se
suma a nuestras banderas este 1ro de Mayo y se sumará en el Paro
Nacional y la movilización que CTA convoca para el 8 de Junio.
La nueva reducción de la
jornada laboral, el reparto global del trabajo, del tiempo libre y de
la riqueza, frente a las presiones del capitalismo biotecnológico
precarizador, junto con tantas otras nuevas reivindicaciones como la
reducción de la edad jubilatoria -lograda por ejemplo ya en Bolivia-
y el buen vivir biodiverso, son las nuevas utopías concretas que se
ya empiezan a instalar en el horizonte de los trabajadores: está en
nosotros mismos construir un camino transformador o no.
Mauricio Castaldo
Sec DDHH CTA Paraná
27/4/2011