...La derecha y el gobierno se enfrentan ahora por la modalidad de pago de una deuda que absorbe el dinero requerido para incrementar los salarios, mejorar las jubilaciones, poner fin al deterioro de los hospitales públicos, asegurar el inicio de clases satisfaciendo las demandas de los docentes u otorgar los fondos que exigen los desocupados que cortan las rutas....
urante casi tres décadas los legisladores de ambas bancadas han cajoneado todas las investigaciones de este desfalco. Incluso miraron para otro lado cuando la investigación de Olmos y el fallo del juez Ballesteros declaro la inconstitucionalidad de la deuda. A través de las sucesivas renegociaciones y canjes de títulos buscaron borrar las huellas para sepultar el origen de ese negociado. De estas operaciones participaron todos los ex funcionarios del Banco Central, que actualmente protagonizan el debate y estimulan el conflicto, sea a favor de la oposición o del gobierno (González Fraga, Prat Gay, Blejer, Redrado) y que anteriormente sirvieron fielmente a los gobiernos de Menem, la Alianza, Duhalde y los Kirchner. Todos instrumentaron variantes de la misma política de pago de la fraudulenta deuda.
El titular del Banco Central, Martín Redrado, atizó el conflicto al negarse a concretar el Fondo del Bicentenario por 6.569 millones de dólares. Su argumento principal: "cuidar las reservas que son de los argentinos y no del gobierno", y ha logrado concitar el apoyo incondicional de todo el arco opositor y de los políticos y funcionarios que dilapidaron varias veces esas reservas durante administraciones anteriores.
Las justificaciones del gobierno para pagar la deuda con reservas son simétricas a las de la oposición de derecha. Afirman que utilizando estos recursos "se liberan fondos excedentes para mantener el gasto productivo y social". Pero si la intención es utilizar esas partidas presupuestarias que quedarían liberadas es porque ya han definido que la primera prioridad es el giro de fondos a los acreedores. Se da por sentado la legitimidad del pago y la sacralización de su prioridad frente a cualquier otro objetivo económico, luego se considera lógico destinar el sobrante al gasto interno. leer nota completa