Sr Gobernador‏

Hoy de mañana escuché al Señor Gobernador Sergio Urribarri en Radio LT11 verter ideas sobre el paro docente del día 3 y 4 de noviembre.
Creo que lo más grave es que, en su soberbia e ignorancia, no reconoce la legitimidad del paro y en vez de aceptar la necesidad de un diálogo y búsqueda de solución al conflicto educativo se planta en su omnipotente postura diciendo que se dará el aumento cuando esto sea prudente. Miente, ya que sabemos perfectamente del superávit de la Provincia que no fue presupuestado y que se está utilizando discrecionalmente en una campaña de reelección.
Miente el gobernador cuando menciona los porcentajes del paro docente y miente cuando dice que los docentes que no están haciendo el paro, según sus propias palabras, son aquellos docentes que comprenden la situación por la que está pasando la provincia (hoy por hoy podría hablarse de una situación de abundancia).
Para contextualizar estos dichos y ampliar los mismos, debo mencionar que la nota fue realizada en el marco de la circunstancia vivida la pasada semana en nuestro país con la muerte del ex presidente Néstor Kirchner y puntualmente su objetivo era marcar la postura del gobernador en esta situación. De tal manera, el Paro Docente aparece como contradictorio en un momento en el que todo el país debería estar apoyando un modelo NACIONAL Y POPULAR.
Lo primero que menciona el Señor gobernador cuando se le pregunta por el paro docente es que este es un paro de BAUDINO (Secretario General de AGMER). MIENTE, los paros de nuestro sindicato no los decide su Secretario General, ni siquiera la Comisión Directiva Central ni tampoco el Plenario de Secretarios Departamentales. El paro lo decide el órgano máximo de definiciones de nuestro sindicato: el CONGRESO, en el que participan congresales de todos los departamentos y de acuerdo a las asambleas departamentales. El desconocer este Congreso es la forma de mentir que tiene este gobierno. Pero no es la única. Constantemente aumentan las herramientas de intimidación, persecución y humillación: Felicita públicamente a los docentes que no se adhieren a la medida de fuerza, miente con los porcentajes de adhesión, amenaza a los directivos, favorece el resquebrajamiento de la relación de los docentes con la sociedad, silencia la falta de inversión en el sistema educativo, utiliza las escuelas en las que se realizan refacciones como un cartel publicitario de su obra de gobierno mientras precariza simultáneamente las posibilidades educativas especulando con los tiempos de construcción y los momentos de la misma sin utilizar los recesos escolares para estos parches que no resuelven integralmente la problemática edilicia, reduce con su discurso la tarea docente al momento que los mismos se encuentran frente al alumnado desconociendo las funciones de investigación, capacitación, preparación y evaluación educativa... La lista se hace interminable.
No es posible una educación de calidad con salarios de supervivencia, para mantener al docente al límite de su subsistencia, sin posibilidades de manejar sus tiempos para ESTUDIAR, PREPARAR los materiales para cuando está frente a sus alumnos y finalmente desarrollar una EVALUACIÓN extra áulica que permita un reencauzamiento permanente en la enseñanza. No nos dejemos engañar con lo de las “4 horas de trabajo” y los “3 meses” de vacaciones. Mucho menos con la cantidad de “licencias” que sacan los maestros. Todas estas son solo excusas, cuanto no mentiras para no reconocer en el trabajo docente una actividad que necesita TIEMPO para su desarrollo. No puede haber docentes con DOBLES CARGOS. No puede haber docentes con 40 o 50 horas de clase. Esto solo deteriora la calidad y las posibilidades profesionales.
Este paro señoras y señores es un paro en defensa de un modelo educativo NACIONAL Y POPULAR. No nos van a confundir con discursos. “La única verdad es la realidad”. Y es por esta realidad educativa por la que estamos luchando los docentes. Queremos más que nadie que nuestros hijos tengan la educación de un pueblo que se eleva sobre hombros de gigantes y que a cuya talla nos queremos ajustar.

Marcos Fuentes