Hoy
es 9/11; en el mundo se habla sin parar de aquellas dos torres
abatidas. Diarios, radios, televisión, internet, en las oficinas, en las
plazas (lo he comprobado) no se escucha más que hablar de aquellos
aviones y de qué estaba haciendo cada quien cuando observó, o le
avisaron, que las Twin Towers estaban colapsando.
Ha
pasado una década y la mentira se ha reafirmado, profundizado,
enquistado; que Al Qaeda, que Bin Laden, que el avión que impactó al
Pentágono, que aquel otro avión que cayó antes de llegar a destino.
Se
difunde una mentira, una coartada, una versión y se la considera
verdadera, aceptable, indiscutible; aunque todo nos muestre que es
falsa, inaceptable y muy discutible. Sin embargo, en esa década se
investiga, se comprueba, se difunde y se explica que el atentado fue un
autoatentado; que el avión que impactó al Pentágono no fue un avión sino
un misil tierra-tierra; que el otro avión no fue rescatado por los
pasajeros sino abatido por aviones caza; se demuestra científicamente
que las torres y edificios aledaños fueron colapsados mediante métodos
utilizados para derrumbes controlados y que los aviones fueron sólo
parte de la puesta en escenal eer completo en Act. s. XXI