
Así se divirtieron un rato, golpeando a abuelos, niños, mujeres, incendiando sus mínimas pertenencias, y amenazándolos de muerte para que no vuelvan.
Pero el muerto no se asusta de la muerte, y allí sigue, buscando, revolviendo en los restos de los vivos, haciéndose visibles en su invisibilidad, recordándoles que aún están ahí, y comerán de sus sobras hasta que, cuando ya no haya, comerán de las propias carnes de los vivos.
Feliz estaba la UCEP, este grupejo parapolicial fascista, hasta que tuvieron la mala idea de golpear a una embarazada y hacerle perder el bebé.
La justicia estatal, encubridora y cómplice, no pudo mirar para otro lado esta vez, y tuvo que aceptar las denuncias de los movimientos que demostraron el accionar delictivo y asesino de la fuera Macrista. leer en Agencia Rodolfo Walsh
Pero el muerto no se asusta de la muerte, y allí sigue, buscando, revolviendo en los restos de los vivos, haciéndose visibles en su invisibilidad, recordándoles que aún están ahí, y comerán de sus sobras hasta que, cuando ya no haya, comerán de las propias carnes de los vivos.
Feliz estaba la UCEP, este grupejo parapolicial fascista, hasta que tuvieron la mala idea de golpear a una embarazada y hacerle perder el bebé.
La justicia estatal, encubridora y cómplice, no pudo mirar para otro lado esta vez, y tuvo que aceptar las denuncias de los movimientos que demostraron el accionar delictivo y asesino de la fuera Macrista. leer en Agencia Rodolfo Walsh