Campesinos de Santiago del Estero resisten el avance de la soja

"Si nos expulsan de las tierras de nuestros antepasados para plantar soja, sólo nos queda ir a las villas", alertó Guido Corvalán, líder de un grupo de campesinos que se manifiesta al costado de la ruta principal de la localidad de Vilmer, en protesta por "los desalojos compulsivos" y para "evitar que se arrase con el bosque nativo" en pos de plantaciones de soja transgénica, impulsada por "empresas extranjeras y fuertes intereses nacionales".
Veinte familias acampan desde hace más de un mes al costado del camino en un intento por llamar la atención de las autoridades locales ante los intentos de expulsión de sus tierras y la situación de riesgo del bosque nativo de quebrachos colorados, desplazados por el avance de la soja, un cultivo que se multiplicó 26 veces en las dos últimas décadas en la región.
"Vienen empresas extranjeras y fuertes intereses argentinos. La intención es comprar y comprar. O directamente el desalojo compulsivo. Lo único que le queda al campesino es resistir. Sólo queremos frenar la venta ilegal de tierras y proteger el bosque para mantener nuestros animales", señala Luis Recio, mientras intenta protegerse del calor agobiante de la zona...
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Las plantaciones de soja en Argentina ocupa 18,5 millones de hectáreas para una cosecha estimada de 52,7 millones de toneladas en 2011. Es el mayor producto de exportación del país, al que le deja 6000 millones de dólares anuales. Sin embargo, Argentina perdió en un siglo el 70 por ciento de sus bosques, que se redujeron de 100 millones de hectáreas a 33,19 millones de hectáreas actuales.
"Aquel que desmonta no tiene idea lo que hace. Son necesarios unos 50 años para restablecer el bosque. Unas 60.000 hectáreas fueron desmontadas legalmente en Santiago del Estero", dijo Pranzoni y citó un estudio federal de 2004 que señala que sólo una de cada seis hectáreas de bosque se tala con autorización. leer completo en pág 12

Alarma por la “sojización” en Entre Ríos  Este año, “el avance de la sojización es muy preocupante y va en detrimento de la ganadería”, recordó a AIM el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Frigoríficos, seccional Paraná, Ramón Vázquez, quien remarcó: “esto está matando al mercado vacuno y además en este momento se registra una caída abrupta del consumo porque no existe una política cierta para el rubro”... Se estima que en nuestro país “se redujo el número de cabezas de ganado vacuno de 65 millones a 48,6 millones y el lanar de 60 millones de cabezas en 1970 a 12,5 millones ... ... . leer en AIM
 Hoy en día, la gran cantidad de tierra que se utiliza para plantar soja llevó al desmonte de áreas de recreo, forestales, frutales y se ha llegado a un punto tal que las empresas sojeras expulsan a los pueblos originarios y a los campesinos que laboran y viven en sus tierras desde hace varias generaciones (hecho de amplio conocimiento por su difusión a través de los medios de comunicación).
La gran diversidad de producción agrícola en nuestro país está cambiando hacia el monocultivo de soja transgénica. Pero eso no es lo peor, antes los chacareros eran libres no sólo de plantar la más variada cantidad de alimentos, sino que eran dueños de la semilla para sembrar de un año a otro, es decir el campesino guardaba una parte de la simiente para sembrar en la temporada siguiente. Esto hoy ya no sucede, porque la semilla es ahora propiedad de la empresa que la produjo, que la tiene patentada. De esta forma, temporada tras temporada, los campesinos se ven obligados a comprarla.
El INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) durante décadas desarrolló variedades agrícolas para el cultivo en la Argentina, pero en 1991 entregó su colección de germoplasma a los semilleros multinacionales, apropiándose éstos de los secretos de la producción nacional. Desde entonces, el control y la exportación de granos quedó en manos de las compañías cerealeras (como Monsanto) por destruirse la Junta Nacional de Granos; además, un organismo nacional como el INTA quedó al servicio de estas compañías.
Todo esto privó a los agricultores de las semillas de germoplasma nacional realizadas para las condiciones de cultivo en las diferentes regiones del país. Así llegamos al momento actual donde han desaparecido variedades de lentejas, arvejas, maíz, trigo, lino, girasol, batata, etc., que habían sido desarrolladas por el INTA y sembradas durante décadas en el país.
Pero previo a la instalación de este modelo productivo, hubo captación de intelectuales y de científicos, subordinando los ejes de investigación a los intereses de las trasnacionales.
Lo peor del cultivo de la soja RR, es la acción de su monocultivo continuado, ya que afecta la estructura y fertilidad del suelo, sumado al sistema de cultivo que se utiliza. leer màs