En la Argentina, las clases dominantes han
tenido desde siempre una vocación de utilizar la violencia y asesinar
para resolver los conflictos sociales, económicos y políticos.
Primero, fue el genocidio de los pueblos
originarios, que comenzaron con Rosas, se extendieron con Alsina,
y culminaron con el General Julio Argentino Roca, a fines del siglo
XIX, en la denominada “conquista del desierto”
y del Chaco.
Los que sobrevivieron, fueron condenados a la marginalidad, expulsados de sus tierras y borrados de la historia.
Por su parte la población negra disminuyó desde comienzos del siglo XIX hasta prácticamente desaparecer. Entre las causas se destacan las numerosas bajas causadas al formar parte del ejército en la cruenta y larga Guerra del Paraguay (1865-1870), donde el reclutamiento fue intencional y masivo. Luego vinieron las epidemias, en especial la de fiebre amarilla de 1871, que diezmaron a esa comunidad.
Otros sectores sociales, afectados fueron por una parte, los gauchos, y por otra, los caudillos regionales, que sufrieron la llamada “masacre patriótica”....
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“PATRIOTAS” POR LAS TIERRAS
Imagen:
La Conquista del Desierto, cuadro de Juan Manuel Blanes
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Los que sobrevivieron, fueron condenados a la marginalidad, expulsados de sus tierras y borrados de la historia.
Por su parte la población negra disminuyó desde comienzos del siglo XIX hasta prácticamente desaparecer. Entre las causas se destacan las numerosas bajas causadas al formar parte del ejército en la cruenta y larga Guerra del Paraguay (1865-1870), donde el reclutamiento fue intencional y masivo. Luego vinieron las epidemias, en especial la de fiebre amarilla de 1871, que diezmaron a esa comunidad.
Otros sectores sociales, afectados fueron por una parte, los gauchos, y por otra, los caudillos regionales, que sufrieron la llamada “masacre patriótica”....
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EN DEMOCRACIA TAMBIÉN SE MATA
Claudio
“Pocho” Lepratti, asesinado en la masacre de diciembre
de 2001
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Recuperada la democracia en 1983, muchos
han sido los asesinatos de militantes del campo popular. Desde Víctor
Choque en 1995 a Juan Carlos Erazo en 2008, y Teresa
Rodríguez, los muertos de Jujuy y Corrientes. El 19 y 20 de
diciembre de 2001 se produjo en el país el más trágico capítulo
de represión estatal, violencia y muerte desde la restauración democrática.
Treinta y cinco fueron los ciudadanos asesinados en todo el país.
En la provincia de Santa Fe, el que dio “carta blanca” para la represión
fue el gobernador Carlos Reutemann, y fueron siete las victimas:
Graciela Machado, Graciela Acosta, Yanina García, Rubén Pereyra,
Juan Delgado, Marcelo Pacini, Ricardo Villalba, Walter Campos y
Pocho Lepratti.
Con los años, se sumaron a esa larga lista
Maximiliano Kosteki, Darío Santillán, Luis Cuéllar y Carlos Fuentealba.
Debemos incorporar la desaparición de Julio López, y el asesinato
de Silvia Suppo.
Hace pocas semanas la burocracia de Pedraza,
la patronal de Ugofe y la Policía Federal asesinaron al compañero
del PO, Mariano Ferreyra. Poco después tuvo lugar la represión
al pueblo originario qom en La Primavera, provincia de Formosa.
Luego las ejecuciones en Soldati por la Policía Federal del Gobierno
Nacional y la Metropolitana de Mauricio Macri.
Mariano
Ferreyra, militante del Partido Obrero asesinado por la patota
sindical de la Unión Ferroviaria
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Un informe reciente de la Coordinadora Contra
la Represión Policial e Institucional (CORREPI), indica que “la
marcada desproporción (52 muertes en actos de protesta, sobre un
total de 2826) pone en evidencia la prevalencia de la represión
de tipo “preventivo”, que tiene por objeto controlar y disciplinar
a los sectores pobres no organizados, sin otro criterio de selectividad
que la pertenencia de clase. Los números confirman que, en la Argentina
“democrática”, una vez finalizado el trabajo encomendado a los militares
de la última dictadura, la represión cambió de forma para adaptarse
a las necesidades del nuevo sistema político. A partir de 1983,
ya no se reprimiría tanto en forma abierta y selectiva, sino silenciosamente,
con masividad y sin repercusión pública. Reemplazados los gobiernos
militares por los gobiernos “democráticos”, cobró central importancia
esta “represión preventiva”, cuyo objetivo es disciplinar a la clase
de cuyo seno surgen la resistencia y la confrontación. Así, los
gobiernos que administran el estado argentino tratan de garantizar
que “Nunca Más” el sistema de explotación capitalista sea cuestionado
seriamente en el país”.
Además, debemos sumar las muertes
de cientos de obreros en los accidentes de trabajo, por enfermedades
laborales, y los niños y ancianos que mueren por día, por la pobreza,
producto de las políticas económicas que se han venido aplicando.
En este breve recuento faltan muchas victimas
de la represión a la clase obrera y al pueblo, y de todos aquellos
que han luchado y siguen luchando por cambios que nos lleven a una
sociedad que merezca ser vivida, una sociedad sin explotadores ni
explotados.
Por todo esto es que aseguramos que la clase
dominante de nuestro país tiene desde hace más de cien años sus
manos manchadas de sangre.
Leónidas F. Ceruti
Historiador